Los hombres no tienen el mismo tipo de piel que el de una mujer, ni las mismas necesidades. Su piel es más gruesa, su vello más denso y suelen afeitarse al menos una o dos veces a la semana. Es un error pensar que el cuidarse la piel y el uso de tratamientos faciales es cosa de mujeres. Los hombres necesitan productos diferentes, pero necesitan igualmente una rutina personalizada. Su piel es más gruesa en todas las capas de la piel (en la epidermis y en la dermis) y más grasa, pero por contradictorio que parezca suele ser una piel más seca.

Debido a la gran vascularización que poseen, sobre todo en las zonas de los pómulos, las pieles masculinas suelen sufrir más sensibilidad especialmente a los cambios de temperatura. Aparecen pequeñas rojeces en algunas zonas y su piel se sensibiliza más sobre todo después del afeitado.

Es importante, por tanto, elegir una buena rutina facial, buscar un tratamiento personalizado y escoger aquellos productos que cubran todos sus requerimientos: principios activos seborreguladores, hidratantes y específicos para los momentos post-afeitado que es cuando la piel se encuentra en su momento más sensible.

Esencial donde lo haya lo primero de todo es empezar con una buena limpieza. Eligiendo normalmente el formato gel, cómodo para ellos hasta instaurar la rutina por la posibilidad de colocarlo en la ducha al lado del gel corporal, y así evitar olvidarlo. Un limpiador seborregulador que aporta esa tirantez que a esas pieles más gruesas y grasas les gusta sentir.

Otra de las principales preocupaciones masculinas, donde empiezan a verse los primeros signos del envejecimiento de la piel es el contorno de los ojos. Elegir un buen contorno que se adapte a los requerimientos (bolsa, ojera, arruga…) y aplicarlo de día y de noche después de la limpieza debería constar parte de la rutina.

Diferenciar la rutina facial nocturna y matutina es otra función clave a la hora de la elección de los principios activos. Eligiendo de noche activos más agresivos como retinoles o salicílicos y dejando los más hidratantes y luminosos como el ácido hialurónico o la vitamina C para la mañana.

Terminaremos siempre la rutina matinal con el protector solar. Un imprescindible para todo tipo de piel, con activos frente a la luz azul y el envejecimiento digital si lo requiere la situación. Pero sobre todo, protegiendo a la piel del daño oxidativo y el envejecimiento prematuro. Existen en el mercado texturas ligeras, no comedogénicas, capaces de adaptarse perfectamente al gusto del consumidor.

No obstante, insistir en el hecho de que cada rutina deberá ser totalmente personalizada y desarrollada por un asesoramiento profesional adecuado. La piel es única y como bien se ha dicho siempre: “tiene buena memoria”.